La espuma de la vida
Un viejo taxi Dacia nos conduce al aeropuerto de Baneasa. Bucarest está magníficamente primaveral, con su mezcla única de joyas e inmundicias arquitectónicas, como escribió Tertsch. Caos, ruido, sensualidad, agobio. En el minúsculo recinto de playmóbil del aeropuerto decenas de rumanos esperan su vuelo o se despiden de sus familiares. Visten hortera, hablan vulgar y forman las colas de forma atropellada. La concurrencia de Baneasa nada tiene que ver con la de Otopeni: de aquí se va a España e Italia, de allí a Europa Central y del Norte. En la ventanilla para Valencia un hombre de cuerpo orondo y gesto reposado pregunta en rumano quién es el último. Extranjero, pienso enseguida. Mi hermano habla con mi madre y el señor comenta algo en valenciano. Es rumano y lleva ya 25 años en Valencia. Ha venido de visita coincidiendo con las Fallas. Le llaman por teléfono y habla: sí, Mari. Y un micaguenlamar sonoro y rotundo como una naranja. Los pasajeros embarcan y subo el autobús. Antes he comprado Libertatea, Bild rumano. El ambiente invita a sumergirse en el mundo superficial y populachero del infame diario. Vedetes, ricos gordos y satisfechos, amores, escándalos, coches, fútbol y la chica página 5. B es de Targoviste, tiene 19 años, está en último año de Liceo y le gustan la lectura y el cine. Y al lado B, mostrando sus carnes orgullosa, sobre una cama con sábanas de ositos y braguita y sostén de leopardo. La espuma de la vida, que decía Espada, versión chaparral fetén. Y al final un hermoso reportaje sobre la vida de Gabi Balint, futbolista del Steaua y del Burgos, miembro de la Generación de Oro que llevó a Rumania al cuarto puesto en USA 94. Con Belodedici y Hagi formaban un trío inseparable. En las concentraciones dormían siempre en habitaciones dobles con tres camas. Eran tres hombres simples, tímidos y tranquilos, y enseguida congeniaron. Las únicas peleas eran por la música: el rumano nacionalista serbio Belodedici música de aquel país, Hagi tradicional arromana - minoría de origen macedonio de Rumania - y Balint Modern Talking. Y al lado algunas fotos espléndidas, los tres en chándal, junto a un encorbatado Valentin Ceausescu, posando con expresión de campesinos felices en un hotel americano.
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