Invierno rumano
Tanta apología de la primavera podría hacer pensar que mi singladura rumana ha sido un camino de rosas. Bien saben que no algunos amigos. El invierno fue duro y largo, a pesar de que nunca bajamos de menos diez en Bucarest. Esta canción, que le he escuchado hoy a mi vecina griega Eleni, me ha recordado los viajes solitarios y suicidas por la Moldavia profunda, en el sombrío enero. Siempre en maxi taxi, hasta Vaslui, Botosani, Roman, Galati, Beresti o Bacau, durmiendo en pensiones de poca monta y bebiendo cerveza en antros muy poco recomendables. Como en Focsani, aquella noche. Había llegado a la ciudad a las diez, y no tenía sueño. Dejé la mochila en la pensión y salí a buscar algún sitio de recreo. Lo primero que encontré fue una bodega, donde cuatro borrachos de diversas edades jugaban al billar. Había una máquina reproductora de música, a cincuenta bani la canción, y uno de ellos ponía dinero una y otra vez eligiendo siempre la misma, esta manea. Cuando se le acabó el dinero pidió mi colaboración, le di dos lei y Vreau sa beau sa ma fac manga sonó otras cuatro veces. Después los paseos entre estatuas de Stefan Cel Mare y la vuelta en maxi a Bucarest, atravesando la Moldavia al ritmo del pegajoso spaghetti rumano. Lo recuerdo con cariño, a pesar de todo.
4 comentarios:
Excelente blog, Happel. Aunque no sé cómo diablos me las voy a apañar para seguir tanto rastro en la red. Desconcierta tener a mano tanto de interés.
Salud.
Muchísimas gracias, di Blasino. Y siga buscando hueco para estas historias.
Un abrazo.
estas canciones me las grabo micaela (los almendros) nicoletta guta muy buiena.
no me dira que ahora se va a quedar en bucarest!!!
ahh por si no lo sabia le escribo desde la gasolinera,preparando ya la despedida de esta noche....el dia de la boda ya recuperaremos.
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